“La presencia femenina se debe buscar siempre entre líneas: se
intuye, se siente su presencia, pero pocas veces se muestra de forma
concreta y cuando lo hace, casi siempre es a partir de actos
considerados inmorales o fuera de los cánones socialmente aceptados. Se
sabe que las mujeres acompañaban a los ejércitos con los niños en lo que
despectivamente en la época se llamaba la chusma, que tanto molestaba a
Belgrano. Pero muy pocas son las mujeres con nombre y apellido que
perduraron en la historia. Una de ellas fue Rosa Guarú, la noble nodriza
de José de San Martín, y otra, Melchora Caburú, la compañera del
comandante Andrés Artigas”, indica Oscar Cantero, historiador de Misiones. (l
eer)
Con la ética de la
beligerancia y el empuje de quienes vivieron la calle, Javier, Yanina,
Carla y otros cumpas caminan La Tablada y Godoy acompañando
al piberío y forjando un futuro de equidad e inclusión.
